lunes, 10 de febrero de 2014

Venta de jamones por correo

Joachim Beuckelaer (1565): Christ in the House of Martha and Mary. Musées Royaux des Beaux-Arts, Brussels
Comprendí enseguida que hablaban de un jamón excelente que había en la cocina y del que uno se podía servir a su gusto. Nuestro anfitrión estaba explicando que lo había comprado por correo. En realidad, había comprado el cerdo entero, pero se lo enviaban por partes que describía con una minuciosidad un poco agobiante:
-Entre junio y julio -decía- me envían cuatro piezas de chorizo, cuatro de salchichón, un lomito, una panceta, una morcilla grande y una sobrasada. En octubre, dos chorizos culares curados en tripa natural, dos salchichones culares curados en tripa natural también, y un primer lomo. En diciembre, un segundo lomo, otro chorizo cular curado en tripa natural, un segundo lomito y un morcón extra en ciego natural...
Le pregunté qué significaba "en ciego natural", porque la expresión me dio miedo.
-El ciego -dijo satisfecho de mostrar su erudición porcina- es la parte del intestino grueso que termina en un fondo de saco.
-Un cul de sac -tradujo alguien instintivamente.
-Eso -aprobó el editor, que continuó con la retahíla anterior-: En marzo, una paletilla; en septiembre, la otra. Los dos jamones te los envían en diciembre, por las Navidades.
-Yo -dijo un individuo que había a mi lado- compré hace un par de años las obras completas de Tolstoi del mismo modo. Es decir, compré a Tolstoi entero, pero me lo fueron enviando por piezas a lo largo de los doce meses siguientes. Pero donde ponía Tolstoi era Tolstoi, no era Dostoievski ni Zola ni Balzac. ¿Cómo sabes tú que la paletilla y los jamones y el morcón extra en ciego natural pertenecen al cerdo que has comprado y no a distintos animales?
-Te tienes que fiar -dijo el editor con expresión de franqueza-, porque tú no le ves la cara al cerdo. Ya digo que se hace todo por correo.
-Seguramente será un cerdo simbólico -añadió otro de los participantes-, no es un cerdo concreto, con nombre y apellidos. Lo que estás comprando son dos paletillas, dos jamones, equis chorizos, salchichones y lomos, etcétera. Te lo venden como si pertenecieran al mismo cerdo para que te hagas la ilusión de poseer ganado.
Juan José Millás (2007): El Mundo. Editorial Planeta: Barcelona. Páginas 98-100.

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