martes, 2 de agosto de 2011

¡Silencio!

Hugo van der Goes (1476-1478): Adoración de los Pastores
Tríptico Portinari. Gótico. Galería Uffizi, Florencia
¡SILENCIO!
(Celipe y la Cleta ante el portal de Belén)

Espacio, Celipe, aguanta
tus botarras de becerro.
¡No hagas ruío,
tate quieto!

Míalo, chacho: un capullo
desprendío de los cielos,
que María jizo rosa
en el rosá de su pecho.
¡Mía qué cara! Mesmecito
der coló de los pimientos
cuando er só les saca brillos
por las tardes en el güerto.
Empelotino, sus carnes
paecen los terciopelos
de las hojas de las flores
tan suaves y tan tiernos.
Güelen a era, a mestranto,
a nuestro campo extremeño
cuando en las jaras se peinan
con aguas de abril los vientos.

No, no lo toques, Celipe;
¡eja que siga durmiendo!

Mira; la mula y er güey
le dan caló con su aliento
y Él estiranca sus piernas
tan chiquerreninas.
                       ¡Quieto!
Quieto, Celipe; ¿no ves
que ahora se está sonriyendo
y tiene el aire durzuras
de las flores del almendro?
No lo dispiertes, Celipe;
no lo dispiertes, que er sueño
le hará orvidá, mientras duerma,
que allá... pero no mu lejos,
entre tós aprevenimos
pa la su Cruz, dos maderos.
(¡Si yo pudiera llevalo
pa mi choza y escondelo...!)
Duerme, chiquenino, duerme;
porque cuando estés dispierto

quedrás jugar a pastores
por los valles y los cerros,
¡y te irás!... Te irás buscando
las ovejas y corderos
que en la noche se quearon
y en la noche se perdieron,
pa disputarlos al lobo
siempre dañino y jambriento.
Quedrás ser uva en mi vino;
harina en mi pan moreno:
carne pa la espina mía;
doló pa mi sentimmiento:
lágrimas pa los mis ojos,
y yo no quiero, ¡no quiero!
Que es Nochebuena, mi Vida;
sigue durmiendo, durmiendo...
Que dispués vendrán pastores
con la su miel y el su queso,
con sus cántaras de leche
y su ofrenda de corderos.
Y vendrán los Reyes Magos
con oro y mirra y incienso
pa adorarte en el pesere,
Dios y Niño verdadero.
Pero..., aluego vendrá Judas
y por los treinta dineros,
en nombre de tos los hombres
te venderá con un beso.
Que es Nochebuena, mi vida:
sigue durmiendo Lucero;
Duerme, Chiquenino, duerme...
¡Callad!... Silencio... ¡Silencio!

Juan Bautista Rodríguez Arias, Poesía Navideña (1965).
Edición de Carme Riera: El gran libro de las nanas, Barcelona, 2009, p. 288.

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